Cuando tenemos una marca o negocio solo pensamos en una sola cosa, conseguir clientes a toda costa. Sin tener en cuenta la calidad de estos, algunos inclusive pueden impedir que tu negocio crezca robándote tiempo y energía. Por eso es importante que identifiques el tipo de clientes que tenés y sus diferencias.
Existen 4 tipos de clientes: de oro, plata, bronce y plomo. Uno de ellos deberías quitar de tu cartera para siempre. Te contamos por qué...
El cliente de Oro Es ese cliente que te paga bien, que es rentable, con el que tienes una buena relación y ambos están felices con los resultados. Es el cliente de 10.
El cliente de plata
No tiene tanta rentabilidad, pero le brindas servicios hace un tiempo. No se tiene una estrecha relación, pero de igual forma, se respetan y llevan un trabajo coordinado y con buenos resultados para ambas partes. El cliente de bronce
Es el que no es tan rentable para tu negocio, pero como se trata de un cliente antiguo al que le brindas servicios hace mucho tiempo, se sienten relativamente cómodos los dos trabajando juntos.
El cliente de plomo Como su nombre lo dice, pesa, molesta y hay que liberarse de él. Es el cliente con el que no te llevas bien, que no es rentable, inclusive te falta el respeto. Te falla en los pagos y te genera retraso con otros colaboradores, que te hace comprometer con tu equipo.
¿Cómo identificar este tipo de clientes? Por lo general es con el que trabajas hace mucho tiempo y lleva la mayor parte de tu facturación. Cuando te das cuenta de este tipo, lo mejor es sacarlo de tu cartera. Lo importante es identificar los tipos de clientes que tenemos, no siempre vamos a tener solo clientes de oro, o solo de bronce, pero lo ideal es no tener clientes de plomo.
Increíblemente, cuando te liberas de él/ellos son un alivio. En nuestra experiencia como agencia, este tipo de cliente nos generaba un ambiente tóxico en la oficina, ya que nos hacía trabajar con demasiado estrés. El cliente siempre tiene la razón ¿Es cierto o no?
Si bien debemos de adaptarnos al cliente, darle todas las formas de pago, etc. puesto que es parte de nuestro trabajo para tener la mayor cantidad de clientes posible. Pero yo no comparto tanto esta frase. Ya que el cliente también es una persona que a veces se puede levantar de mal humor, te puede maltratar, pedirte mal las cosas, o no darte toda la información. Por lo general, cuando somos clientes tendemos a enojarnos más con el negocio, por nuestro comportamiento y la respuesta que esta nos da, en lugar de hacer mea culpa.
Si sos cliente, evalúa como te estás comportando al ser comprador. Y si sos vendedor de algún producto o servicio, evalúa si querés trabajar con ese tipo de cliente. Recordá que tenés todo el derecho de elegir con quién trabajar.
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